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Durante los días 30 de junio, 1, 2 y 3 de julio de 2020 tuvo se realizó el 2° Congreso Latinoamericano de Justicia Restaurativa -el primero se había realizado en la ciudad de Rosario en el 2019-; un evento que contó con la participación de más de 2000 asistentes y expositores de 14 países, y organizado por la Defensoría del Pueblo de Santa Fe y la Defensoría General de Lomas de Zamora, por Argentina; y la Defensoría del Pueblo de Colombia y el Consejo Superior de la Judicatura de Colombia. Integrantes la Fundación Latinoamericana Objetivo 16 participaron en varios paneles y formaron parte de la organización, al igual que el año pasado, de esta actividad comienza a establecerse como una evento fijo en el calendario internacional. 

Al respecto, el presidente de la Fundación O16 y Defensor General de Lomas de Zamora, Argentina, Eduardo Germán Bauche, destacó la importancia del evento manifestando que “durante el congreso hablamos, intercambiamos ideas sobre lo importante de la filosofía, de las cuestiones culturales cuando hablamos de paz y convivencia porque tenemos que ir hablando, tenemos que ir convenciendo, discutiendo este concepto fundamental que es que somos seres sociales y que entre todos podemos convivir mejor y que si cada uno piensa en forma individual seguramente esa convivencia va a ser de calidad inferior”. 

Bauche recordó que existen muchísimas prácticas restaurativas que atraviesan todo el continente: Argentina, Colombia, México, Chile,Paraguay, Brasil y también en el resto de Latinoamérica. 

Durante el congreso, expusieron profesionales de los ministerios de Justicia -tanto de la Nación Argentina como de las provincias-, de las distintas defensorías del Pueblo, organizaciones no gubernamentales -públicas o privadas-, así como también desde la defensa pública. 

“Hablamos de filosofías y de prácticas; de filosofías que aportan para mejorar las prácticas, y de prácticas para mejorar nuestras formas de pensar y de convivir. Pero también es muy importante, a mi manera de ver, que también tengamos leyes que respalden lo que estamos pregonando y lo que estamos haciendo. En este sentido yo tomo como muy beneficiosos los proyectos de reforma que se están trabajando desde Colombia para llevar adelante proyectos de ley en sentido restaurativo y los trabajos que se están haciendo en Argentina en el sentido de incorporar pautas restaurativas a las reformas legislativas nacionales y provinciales”, afirmó. 

“Estamos haciendo una apuesta al futuro en un momento difícil, pero no más difícil que otros que ha vivido la sociedad global y que ha podido a salir adelante. Por lo tanto apuesto a que vamos a tener un cambio cultural a vistas de una sociedad que nos incluye a todos y donde todos podemos realizarnos en forma de personal pero en forma comunitaria también: lo personal volcado a lo comunitario y lo comunitario para fortalecer los derechos de cada una de las personas que conviven con nosotros. Y también apuesto que nuestras futuras legislaciones sean más incluyentes que las que tenemos en este momento”, concluyó Bauche. 

LA JUSTICIA RESTAURATIVA EN ROL PROTAGÓNICO

El Defensor del Pueblo de Colombia, Carlos Alfonso Negret Mosquera, dijo que “los mecanismos de justicia restaurativa han desempeñado un papel protagónico en los recientes procesos de negociación para buscar una solución política negociada al conflicto armado. En particular, de los derechos de las víctimas partiendo de reconocer su sufrimiento, reparar el daño sufrido y restaurar su dignidad”.

“A la paz hay que tenerle paciencia. Si el conflicto armado lo hemos padecido en Colombia por más de 50 años, no podemos pretender que de un momento a otro se tomen todas las decisiones judiciales para juzgar a los máximos responsables. Por el contrario, la sociedad colombiana debe entender que estos procesos de paz llevan tiempo y mientras se avanza, quienes antes empuñaron las armas hoy deben, desde la legalidad, contribuir a esclarecer la verdad, reparar a las víctimas, garantizar la no repetición y consolidar nuestra democracia”.

Por su parte, el Defensor del Pueblo de la provincia de Santa Fe (Argentina), Raúl Lamberto, dijo que “la Justicia Restaurativa es un modelo actual que se proyecta exitoso hacia el futuro; reconoce el derecho de todos y cada uno de los directa o indirectamente involucrados a gestionar la reparación, la restauración de todo lo que haya sido herido; busca atender necesidades de todas las partes involucradas en una situación de infracción a la ley; en donde todas las personas involucradas en el evento conflictivo -infractor, comunidad de apoyo del infractor, víctima, comunidad de apoyo a la víctima, la comunidad, etc-, contribuyen y construyen un sistema donde escuchan y son escuchados. Se construye una narrativa de lo sucedido, donde todos, quedan legitimados o con oportunidad de ser legitimados”.

“El Estado de Derecho necesita mecanismos de superación de conflictos. Entendemos que no alcanza simplemente con el sistema punitivo, creo que los sistemas punitivos, evidentemente no han funcionado como se esperaba ni tampoco han sido eficaces. Lo que se está planteando como justicia restaurativa es pensar en métodos diferentes que, en cierta forma, sabemos que son difíciles. Sabemos que el proceso prevalece en las decisiones, que las palabras “justicia restaurativa” figure muchas veces en los códigos, es el proceso penal el que termina prevaleciendo. Pero se está en camino. No creemos que la justicia restaurativa esté basada en el sistema penal. Esto alcanza a la sociedad, a la familia, a la convivencia. Creo que la forma de restaurar conflictos son fundamentales. Estamos en un camino que es necesario”.

Por último, el magistrado del Consejo Superior de la Judicatura de Colombia, Max Florez, por su parte, sostuvo que “las prácticas restaurativas, los enfoques restaurativos, aparecen en los panoramos judiciales, institucionales, académicos y sociales como la búsqueda de mejores caminos para reconstruir las relaciones sociales destruidas con el delito”. 

“No se trata simplemente de flexibilizar, ablandar o relativizar el rigor de la justicia sino de retomar el origen del conflicto, la naturaleza de la disputa, la personalidad de los implicados, y la realidad de sus circunstancias para que la justicia sea más humana y efectiva”. 

“Devolver el domino y la faculta de resoluciones del conflicto a las partes no es algo exótico, sino natural en las comunidades ancestrales. Es una necesidad que debe satisfacerse con las consecuencias positivas que genera para los involucrados, la familia, la colectividad, la sociedad, lo relacional y la justicia formal. El objetivo es fomentar la cultura de la solución pacífica de los conflictos, recobrar la confianza en el otro, reanudar el proyecto de vida (o los proyectos) y facilitar la participación ciudadana y la reinserción. La reconciliación como sujeto del entramado en una comunidad permite a los pueblos concentrarse en lo sustancial de la justicia, ponerse en la situación del otro, reconocer la falta, proporcionar medios para superar el daño y creer en segundas oportunidades”, señaló.  

CONCLUSIONES

El 2° Congreso Latinoamericano de Justicia Restaurativa se propuso intercambiar, reflexionar, producir colectiva y colaborativamente saberes, conocimientos, prácticas sobre el campo restaurativo y contribuir en la articulación de la academia, la justicia, las políticas públicas, y las organizaciones sociales para que lleven a cabo proyectos y programas que nos convoquen a una cultura de diálogo, de derechos humanos y paz.

El congreso fue, en sí mismo, un modelo de construcción colectiva, de colaboración y suma de buenas voluntades, todos auspiciando a la Justicia Restaurativa y yendo un poco más allá, a ampliar sus límites y buscando la sanación de vínculos para que se instale en las distintas actividades de la cultura humana.

Se tramó una narrativa en la que lo restaurativo dialoga con la justicia comunitaria, la transformativa, la terapéutica, la tradicional y la transicional. Se remarcó la importancia de pensar la cultura organizacional de nuestras instituciones y el sistema de creencias de quienes nos desempeñamos en cada una de ellas. Humanizar la norma, los ámbitos y las acciones para invertir las relaciones de poder, ser servidores del campo restaurativo y no sólo operadores.

Se vislumbró la necesidad, no sólo teórica sino práctica, de la inclusión de perspectivas amplias, diversas, inclusivas, que permitan incorporar otras culturas, otras miradas, otras legislaciones y otras legalidades; que contribuyan en el abordaje restaurativo que visibilicen todos los grupos históricamente omitidos y olvidados: mujeres, pueblos originarios, LGTBIQ+, juventudes, así como las desigualdades y exclusiones sociales estructurales.

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